sábado, 25 de septiembre de 2010





Tocaba herrar y ni yo ni esta yegua pesada estabamos por la labor de aguantar el calor. Asi que nos arrimamos a un tejo para cobijarnos a la sombra. Siempre vigilando de que no se le diese por comer del tejo que es altamente toxico. Cuentan los romanos que las gentes de los castros cuando se veian asediados se los comian ya que 2 gramos mata a una persona de 100 kg. Hoy es una especie protegida, su lento crecimiento unido, entre otras cosas, a que han sido talados por temor de losganaderos  de que sus reses los coman. Los tejos mas viejos suelen estar al lado de las ermitas y cementerios, o mas bien deberia de decir al reves. Se cree que el culto precristiano del norte de la peninsula consideraba al tejo el vinculo de esta vida con el mas alla. No me extraña. 

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