domingo, 20 de noviembre de 2011

El herrero tenía un encargo. Tenia que hacer un gancho para una Ferrería. Pero no quería trabajar. Quería ir el Pais de Nunca Jamas. Asi que, cogió su espada, enfocó con el telescopio la segunda estrella y se echó a volar. Giró a la derecha y desde allí escuchó el griterio de los otros niños. Sin perder más tiempo se fue en busca del barco de piratas. Hizo un par de piruetas y el Capitan Garfio calló en su provocación. Con un quiebro pasó por detras del capitán y le pinchó con la espada en el culo. Garfio quedó balanceandose en el borde del barco. El cocodrilo le esperaba con la boca abierta. El joven aprovechó y en un despiste le quitó el garfio. Salió volando dirección a casa sin antes darle un beso a campanilla. Llegó justo para entregar el gancho. 


...bueno... el garfio.
 

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